La base de partida de este proyecto era un piso alargado de 63 m² con ventanas en fachadas enfrentadas que daban a un patio y una terraza. La distribución era muy antigua y constaba de 3 dormitorios, baño, salón-comedor y cocina, además de una terraza doble y un cuartucho de 3 m² con una geometría imposible. Todas las estancias eran bastante pequeñas y estrechas, lo que hacía muy difícil distribuir el mobiliario de modo funcional. Además, la terraza, con sus vistas a la ciudad, pasaba totalmente desapercibida porque las ventanas que abrían hacia ella eran muy pequeñas.

Emilio quería un apartamento que pudiera usar tanto para vivir como para alquilar ocasionalmente y para ello quería una cocina con barra para desayuno, un comedor, un salón con espacio para una mesa de trabajo, dos dormitorios dobles y un baño con dos lavabos.

La posición de la bajante del baño existente y los conductos de ventilación de los pisos inferiores condicionaban enormemente la distribución, ya que se encontraban en la parte más noble del apartamento y no había posibilidad de desplazarlas. Así que nos propusimos hacer de esta dificultad una ventaja y diseñamos un dormitorio en cuyo interior había una ducha doble. Esta decisión convertía un dormitorio doble normal de 11,6 m², en un espacio más sugerente de casi 16 m², que puede ser muy atractivo visualmente para la opción de alquiler vacacional y a la vez da mayor flexibilidad al uso del baño que, de este modo, se puede usar simultáneamente por varias personas.

Desde el primer momento quisimos sacar el máximo partido a la terraza y para ello abrimos dos huecos en la fachada principal. Por un lado, un gran ventanal en el comedor de 2,6 m de largo, con dos hojas correderas que dan acceso a una parte de la terraza, de modo que convierte el comedor y la zona de entrada de la vivienda, de tan solo 9 m², en un amplio espacio que se proyecta visualmente hacia el horizonte. Por el otro, una puerta acristalada en el dormitorio principal que dota de acceso directo a la otra parte de la terraza y permite tener vistas de la ciudad desde la cama.

Con la nueva distribución y la apertura estratégica de huecos, conseguimos que los espacios parezcan mayores y que la atención de la mirada se desvíe de las ventanas que dan al patio interior y se centre en la zona de la terraza, convirtiendo un modesto y estrecho pisito, en un amplio ático con vistas.