Esta vivienda, que consta de salón-comedor, cocina, dos dormitorios, baño, cuarto de instalaciones y garaje, se sitúa en la última parcela de lo que debería ser una sucesión de viviendas en hilera.
La edificación se ha diseñado siguiendo criterios de bioconstrucción y bioclimática. Todos los acabados han sido realizados con morteros de cal o de barro y también se han realizado estucados. Toda la vivienda ha sido autoconstruida por su propietario Carlos Sanz.
La estructura de la edificación es de madera y el cerramiento es de balas de paja enfoscadas con barro y cal. Para calefactar la vivienda se ha dispuesto una pequeña estufa que abastece de agua caliente al suelo radiante y en la fachada sur, se ha realizado un gran ventanal con muro trombe en la parte inferior que aprovecha la radiación solar. Finalmente, la cubierta es vegetal y se ha aislado con fardos de paja.
Esta vivienda es de consumo casi nulo. En todo un invierno, la pequeña estufa del salón sólo se enciende unos 10 días.